Todos tenemos más energía de la que creemos tener, de hecho esta podría ser practicamente ilimitada, pero al vivir y actuar de forma «automatizada» y sin consciencia, limitamos nuetro acceso a ésta.
Aunque pudiera parcer que una cosa no tiene relación con la otra (energía y consciencia) sucede que normalmente nuesta mente está atrapada en un «bucle» de tiempo psicológico, por lo que cuando realizamos cualquier actividad de nuestra vida cotidiana, no estamos atentos a dicha actividad, debido a que tenemos la expectativa puesta en el futuro inmediato, de terminar dicha actividad.
Debido a esa «conceptualización» del tiempo psicólogico, nuestra mente está «pensando» en la siguiente actividad, creyendo, tal vcz que ésta, será «mejor» o quizás peor, según sea nuetro sistema de creencias y forma de «conceptualizar» o «etiquetar» entre actividad buena o actividad mala.
Por ejemplo: tal vez estemos cocinando y a la vez «pensando» que – ¡Quiero acabar rápido, para sentarme a ver la televisión, en el sillón y descansar etc.! sin darnos cuenta, que precisamente el no tener la «intención» y nuetro «foco de atención» en esa actividad en cuestión nos está gastando nuestra energía, ya que mentalmente estamos con una «sensación lineal» del tiempo psicológico, en vez de «vertical», debido a que no estamos centrados en «ese momento». Tenemos, por tanto, expectativas de futuro, por lo que no nos cansamos nosotros, sino que se cansa nuestra mente y nosotros estamos patológicamente apegados a ésta.
De otro modo, si cuando estamos cocinando, limpiando, trabajando etc., a ésta actividad le otrorgamos la cualidad de estar cien x cien fundidos con «ese momento» inmediatamente tomaremos consciencia de entrar en otra dimensión diferente de disfrutar de cualquier cosa que hagamos y por consiguiente nos «daremos cuenta» que lo importante no es lo que hagamos, sino la intención que ponemos en como lo hacemos, es decir el secreto es «desautomatizarse».
Para poder poner en práctica ésta técnica y poder salir de ese bucle de tiempo psicológico que nos atrapa y que nos gasta la energía, podemos llevar nuestra intención a hacernos preguntas, siempre de manera honesta y sincera, con nosotros mismos, tales como: ¿Porqué quiero YA acabar con esta actividad? ¿Dónde se supone que voy a ir? ¿Porqué o para que quiero estar en otro sitio diferente a éste? ¿Realmente, hay otro momento mejor que éste?.
Por otro lado si la situación, es la contraria, es decir, creemos que la expectativa de futuro inmediato es amenazadora porque tememos alguna situación incómoda, igualmente podemos hacernos preguntas del tipo: ¿Puedo «resolver» este problema pensando o cambiando yo? ¿No sería mejor cambiar el enfoque de lo que yo llamo «problema»? ¿Es realmente un problema o una situación de mi vida? ¿Éste problema realmente existe o le estoy creando yo? ¿Puedo solucionarlo? ¿Me ocupo o me preocupo?. Ni que decir tiene, que las respuestas que nos demos, deben ser lo más conscientes posible e introspectivas, evitando contestarnos de manera «automatizada» o «respuestas resorte».
Podemos ampliar la técnica de hacernos preguntas con la reflexión de que el hecho de no honrar con con nuestra atención el momento presente en el que nos encontremos, es una «parte de nuestra vida» que no habremos vivido, ya que si no «estamos ahí» ¿dónde estamos?. Siendo así, de alguna manera la calidad de nuestro tiempo y por tanto de nuestra vida se devalúa; teniendo en cuenta que, con suerte, vamos a estar en esta vida tan solo un puñado de años. ¿Los queremos aprovechar? o ¿preferimos estar siempre cansados luchando?.
Aclarar que lo anteriormente expuesto es un concepto del «tiempo mental» en el que, como decíamos estamos atrapados, aunque no nos demos cuenta, que nada tiene que ver con el «tiempo de reloj» para gestionar nuestra agenda: Llegar a una cita, horarios de trabajo etc.
En resumen, se trata de disfrutar con el proceso de «hacer» y no con el de «conseguir». Dicho de otro modo, sería «hacer sin hacer» que aunque pueda parecer extraño, todos de alguna manera ya lo hemos puesto en práctica en diferentes momento de nuestra vida, cuando por ejemplo, – hicimos aquel viaje, que nos hacía tanta ilusión y que a pesar de darnos el «madrugón» nos levantamos sin sueño, llenos de energía, e incluso continuamos todo el día incesantes, sin reparar en si estábamos o no cansados.
Por lo tanto, entendiendo e integrando estas técnicas dentro de nosotros, tendremos la oportunidad de conseguir un estado de energía incombustible para acometer nuestra tareas cotidianas con vitalidad y optimismo