En los últimos años ha aumentado notablemente el número de personas que practican running por las calles, parques, jardines etc., de nuestras ciudades. En concreto, la población femenina ha incrementado en gran medida dicha actividad, seguramente fruto de las grandes campañas de marketing de las más destacadas marcas de ropa y complementos deportivos. Esto es así, seguramente también debido a que es una práctica sencilla de realizar, ya que no requiere de ninguna instalación, horario, duración, etc., lo que resulta muy atractivo como medio de ponerse en forma.
De todos los practicantes, es probable según estudios efectuados, que el 80% de éstos, tengan alguna lesión, más o menos grave, relacionada con el running.
Hay varios factores que favorecen una buena técnica. La postura es uno de ellos, porque cuando corremos, las fuerzas de impacto contra el suelo se multiplican como mínimo por dos. Nuestro cuerpo está capacitado para poder absorber este impacto, siempre y cuando todas las estructuras de éste, trabajen coordinadas, entendiendo por estructuras: nuestra musculatura, articulaciones, tendones etc., algo de lo que en la actualidad,debido al estilo de vida y falta de conciencia corporal, adolecemos.
Mantener la postura favorece el trabajo de piernas cuando estamos corriendo, disipando y absorbiendo por tanto, de manera más eficiente, las fuerzas de impacto.
Una mala postura genera desequilibrios ya que nuestro cuerpo es como cualquier otra estructura, es decir, si los cimientos o la base no es sólida o no está bien asentada, cabe el riesgo de que se produzcan «roturas» o «fisuras» y aún peor se desmorone. Así mismo, con nuestro cuerpo sucede lo mismo, sino tenemos una «buena pisada» o la articulación de nuestros tobillos no es equilibrada, sufrirán nuestras rodillas, a su vez éstas para «protegerse» descompensará nuestra pelvis etc y así sucesivamente, ya que nuestro cuerpo es un «todo» y no solamente partes aisladas desconectadas, por lo cual, estos desequilibrios terminarán en lesiones y patologías.
El método Pilates creado en sus orígenes con este fin, consigue que nos dotemos de mayor conciencia postural, como requisito imprescindible, para tener una buena técnica de carrera. Nuestro cuerpo aprende a ir «chequeando» constantemente la postura y lugar que ocupa en el espacio a través de la propiocepción. Nuestros movimientos serán más fluidos y eficientes con menor gasto energético, debido a la precisión de los movimientos y la autocorrección. Con lo cual, nuestra sensación al correr, es más como de «deslizarnos» que de «luchar» con el asfalto.
Por tanto, si queremos seguir «saliendo a correr» y disfrutar de los beneficios de esta actividad: como perder peso y mantenernos en forma, lo aconsejable sería minimizar el riesgo de lesiones, que seguro se darán, desarrollando una buena técnica de carrera y para ello tendremos que empezar por la postura adecuada; por empezar a ¡practicar Pilates!