Lo primero de todo para esta técnica es intentar entender que es una Ola, porque puede ayudarnos a entrar en meditación.
Cuando vemos una Ola en el océano, observamos que efectivamente existen en un sentido y sin embargo, en un sentido más profundo, no existen. Con esto quiero significar, que la ola, la individualidad de ésta, no puede existir sin el océano, es solo una forma concreta pero no es una substancia. El océano es la substancia, la ola es solo una forma.
Pero el lenguaje que usamos nos crea problemas, no es el adecuado, porque cuando decimos «ola» parece somo si la ola fuese una cosa y no es así, sería mejor si usáramos la palabra «olear». No hay una ola, solo un olear, una actividad del océano, un movimiento, un proceso. La materia es el océano, la ola es solo la forma. De hecho, odemos encontrar un océnao en calma o en movimiento, con actividad o sin actividad, pero no podemos encontrar una ola en calma, una ola es actividad.
Hay que comprender que las olas aparecen como individuos, que cada una de ellas tiene su propia personalidad: unas son grandes, otras son pequeñas, puede que una surga de repente y simultáneamente otra este muriendo. Sin embargo, detrás de todas elllas está la realidad y es que pertenezen al océano, parecen independientes, pero son creadas por él.
Vemos que un anciano está muriéndose y en ese momento un niño está naciendo, al igual que una ola está naciendo y otra está muriendo. Y sucede que la ola que nace, recoge la energía de la que muere, que está ayudando con su muerte a que la otra surga. En el fondo son parte del mismo océano, no están separadas, su individualidad es falsa.
Somos tan solo olas del mismo océano cósmico, es importante meditar sobre ello y permitir que esa sensación entre profundamente en nosotros, incluso podemos sentir nuestra respiración como el surgimiento de una ola; respirar es tan solo un olear, en la vida del océano, no estamos separados, somos uno, la indivicualidad es ilusoria y creada por el ego de cada uno de nosotros. Incluso la ciencia empezó, hace tiempo, a hacer estudios científicos en este sentido.
Podemos usar esta técnica de muchas maneras: cuando respieres siente que el océano está respirando en tí con cada respiración, siente que nace una ola y con cada exhalación siente que una ola muere. Y ente las dos ¿Quién eres tú?…….solo vacío. Y con esa sensación de vacío y a medida que lo vamos practicando e integrando en nosotros, nuestra desdicha irá desapareciendo, todos nuestros problemas existenciales irán disolviéndose, porque éstos se alimentan de un falso ego y el vacío es nuestro «centro» real y en éste no hay sufrimiento; estamos en calma profunda. Como no somos nada, no hay tensión, solo dicha. Sin tí ¿Puedes crear desdicha?.
El problema es que la ola piensa que está separada del océano y surge el miedo a la muerte, la ola ve que todas las otras van muriendo a su alrededor y que más tarde o más temprano la tocará a ella y en esencia todos los miedos y temores de nuestra vida surgen del miedo a la muerte, esta es la madre de todos los miedos, aunque no seamos conscientes de ello.
Si nos hacemos conscientes de la unidad con el océano, desaparece el miedo a la muerte. Nosotros moriremos….seguro, pero no la existencia, ni el cosmos. Cuando nos desvinculamos de la forma de la ola y nos percatamos de que somos el océano, de alguna manera no habrá muerte para nosotros, esa es la paradoja; aunque hay que tratar de integrar esto en nosotros. Porque en términos existenciales, no individualistas, ni egóticos no habrá muerte. ¡Trata de entenderlo!.
Podemos intentar eludir todo esto creando falsas seguridades, creando fortalezas a nuestro alrededor, generalmente en forma de posesiones materiales, cargos profesionales, estilos de vida exitosos, reconocimiento social etc., pero vamos a morir y nada servirá y cuando nos surga el miedo básico a la muerte, crearemos dolor, sufrimiento, angustia y ansiedad. Y acontinuación culparemos de nuestra desdicha a la crisis, a la sociedad, a nuestro jefe, a nuestro trabajo, a otras personas etc.
Cuando vayamos andando por un camino polvoriento, podemos pensar que el polvo que se va pegando a nuestros zapatos, es el cuerpo de algún personaje ilustre, de algún personaje importante de mucha transcendencia social: algún rey, algún político de renombre, el presidente de algún banco importante, alguien muy prestigioso etc., pues eso mismo sucederá con nosotros, el polvo volverá al polvo, la ola desaparecerá. Pero todo esto está sucediendo continuamente, solo lo «sin forma» es eterno. Si te consideras a tí mismo la ola, me temo que te estás metiendo en problemas. Eres el océano no la ola. Y esta técnica puede transformar nuestras vidas, yo así lo siento, cuando la practico.
Así que, según mi experiencia, es mejor considerarse un observador, un testigo de este hecho e integrarlo, «jugar» continuamente con esto, siendo consciente. Por ejemplo, cuando surga un deseo sexual en tí: siéntelo…….., no como tu deseo, sino simplemente con el océano oleando en tí, como la vida manifestándose através tuyo.
Vas conduciendo por la ciudad y de repente tienes un conflicto con otro conductor que te increpa, que te insulta, no reacciones mecánicamente, date cuenta que en esencia, la manera en que te relacionas con el tráfico es la manera en que manejas tus relaciones personales: ¿Eres agresivo? ¿Eres intolerante? ¿Eres pasota? ¿Poco comunicativo?. Lo que te sucede cuando conduces, al igual que en otros órdenes de la vida, lo atraes tú y es lo que necesitas para «darte cuenta» te guste o no. Siente como el océano crea otra ola más grande que tú, más poderosa que tú. Siente claramente como chocas las dos olas en medio del océano. ¿Cómo vas a gestionar esto?.
Dogen un maestro Zen, solía decir………, cuando tenía hambre: «parece que lo universal tiene hambre através de mi», a esto es a lo que nos llevará esta técnica de meditación, lo que sucede le sucede a la existencia misma, nosotros ya no estamos aquí. Esta armonía de unidad es la meta. ¡Pruébalo!. Recuerda el océano y olvida la ola y siempre que empiezes a comportarte como una ola, estás haciendo algo erróneo y crearás desdicha.
No hay ningún Dios que nos esté castigando, siempre que caigamos en la ilusión de la individualidad nos castigamos a nosotros mismos. Si estamos en armonía con el «Tao» nos sentiremos dichosos, si vamos en contra de él, nos sentiremos desgraciados. Es como la gravedad, si caminamos correctamente ésta nos ayuda, no se puede caminar sin ella. Si caminamos erróneamente, nos caeremos y romperemos un hueso. Pero nadie nos castiga, no hay un registro de pecados; es solo la ley de la gravedad.
La energía puede usarse correcta o erróneamente. Cuando nos sentimos como una ola, estamos en contra de la ley universal, en contra de la realidad. El universo tiene sus propias leyes básicas: ser real, es ser dichoso, ser ireal, es ser desdichado.